
Los alimentos “chatarra” son los que más deseamos.
Hay que comida que es adictamente deliciosa y no es es solo un dicho, es una realidad comprobada. Hay alimentos que no podemos parar de ingerir y aquí te decimos algunos de ellos.
Es muy fácil “engancharnos” con el consumo de alimentos que pueden nublar el cerebro, elevar el nivel de azúcar en sangre, hacernos más propicios a contraer enfermedades crónicas y por supuesto a subir de peso.
Pizza
La pizza es tan deliciosa que, desencadenan una respuesta en nuestro cerebro que hace que la comamos en exceso de forma regular.
Según un estudio la respuesta psicológica ante las combinaciones de ingredientes de la pizza se explica por el hecho de que los alimentos altamente procesados están asociados con indicadores conductuales de adicción.

Refresco de dieta
Con el objetivo de estar más saludables, optamos por consumir las variantes “de dieta”.
Se ha comprobado que la gente tiende a volverse mucho más adicta a los refrescos de dieta, esto se debe a que los edulcorantes artificiales pueden alterar las hormonas que regulan el apetito y terminamos anhelando más comida.

Papas fritas
Todos hemos disfrutado de esa textura crujiente las papitas fritas, y lo que hace que sean tan intensamente satisfactorias para el paladar, es su alto contenido en sal.
La alta proporción de grasa a calorías también es un aspecto que las hace muy satisfactorias, ya que se trata de calorías muy disfrutables y que se sienten gratificantes al instante.

Palomitas de microondas
Las palomitas son un snack saludable y saciante, siempre y cuando se preparen de manera natural, pero las palomitas de maíz para microondas, hacen que todos sus beneficios se disminuyan.
Están llenas de una combinación de los ingredientes que más entusiasman a nuestro cerebro: sal, azúcar y grasa.
Además, la comida chatarra engaña a nuestro cerebro haciéndole creer que estamos obteniendo alimentos llenos de nutrición.

Helado
Es uno de los grandes placeres de la vida, sin embargo el helado, contiene un alto contenido de grasas y azúcar, dos factores importantes que hacen que un alimento sea ‘adictivo’.
